domingo, 19 de agosto de 2018
♥️
Niña de ojos tristes. Nadie te nota. Sufrís amores pasados y monstruos con nombre y apellido. Pasaste años aguantando sobre tus hombros tantas angustias y nunca nadie frenó a compartir tu carga. Te mirabas al espejo y practicabas una sonrisa y tapabas marcas que el dolor iba dejando. De a poco te armaste o te terminaste acostumbrando, ya no lo sé, debería preguntartelo. Sólo llorabas cuando nadie lo notaba y gritabas de dolor en soledad. No sé cómo lo hiciste, cómo pudiste aguantar tanto. Podría decir que siento cierta empatía con vos pero mentiría, en ese tiempo te odié demasiado. Me enojaba verte sufrir, verte llorar, verte aguantar. Por qué no gritabas? Por qué no te revelaste y le escupiste las verdades en su cara? Por qué te faltó valor?. Y cada tanto vuelvo a verte caer, te desmoronas fácil nuevamente. Quiero agarrarte de los hombros y sacudirte para que puedas ver tu realidad. Mirá todo lo que lograste, despertá, date cuenta, amate. Otra vez estas cargando todo vos sola, otra vez estas llorando fantasmas con nuevos nombres, otra vez estas acá practicando esas sonrisas que enmascaran tu tristeza, otra vez hay marcas, otra vez hay dolor. Nadie puede salvarte de vos.
viernes, 6 de julio de 2018
✨
Hay que aceptar, como ley universal, que después de una pérdida, ese lugar no se llena. La persona se va y te deja ese espacio sin nada, salvo recuerdos que por un tiempo ayudan pero después pierden color, se vuelven grisáceos, ya ni los mejores recuerdos te pueden salvar, hasta dudas de que sean recuerdos, tal vez te los inventaste para sanar el dolor. Te queda ese lugar y los domingos por la tarde sin nada. Y buscas desesperadamente colmarlo. Y buscas distracciones, libros donde siempre la protagonista sufre más que vos, canciones donde el desamor es la premisa básica y peliculas tan románticas que te hacen parecer más patética de lo que te sentis. Y llegan otras pieles, insípidas, y otras manos y otros besos pero que nunca se van a sentir igual, nunca se acompañan con ese cosquilleo en las manos y la sensación de que estás cayendo, esa adrenalina inexplicable. Y dejame decirte algo más: ESE LUGAR NUNCA LO VAS A LLENAR. Basta de cuentos, es simple, nadie pero nadie va a poder sustituir a la persona que se fue. Y no lo digo de pesimista, lo digo porque debe ser así. Decime si no te parece una forma de glorificar ese amor, ese gran amor que te dió lo mejor que tuviste hasta ahora, de dejarle siempre ese lugarcito en nosotros, lugar reservado al que podemos volver los domingos por la tarde, que da cuenta de que fue amor, amor puro y sincero. Sí, vas a volver a amar, pero distinto, ni con la misma intensidad ni con las mismas sensaciones, simplemente distinto. Y ocupará otro lugar en tu alma, abrirá nuevos espacios, dejará nuevos recuerdos, sentirás otras sensaciones. No intentemos sustituir, aceptemos lo que se fue y abracemos fuerte ese vacío que es lo único que nos quedó. Al fin y al cabo es mejor que querer encajar algo que sabes que nunca va a funcionar. Creo que al final de nuestras vidas, terminamos siendo un montón de partes vacias.
viernes, 29 de junio de 2018
La soledad de quererte solo yo, 27 dic.
Trato de acompasar mi respiración con la tuya. La mía tan agitada por todo lo que me generas. La tuya tan tranquila, serena. Y trato de amoldarme a tu ritmo y siento que es posible, que puedo seguirte, que puedo acomodarme a tu forma, que puedo lograr todo sabiendo que te tengo así, para mí, aunque sean sólo unas horas. Y amo verte dormir y me contengo de tocar cada rasgo de tu cara, de besarte y de contarte bajito todo lo que te siento. Pero me abruma quererte. Tonta e irremediablemente te quiero. Y así, mordiéndome los labios, con los ojos cansados, me pregunto como sonaría un "te quiero" tuyo, como me haría sentir. Pero es inútil siquiera imaginarlo, aunque estemos acá, tan cerca; aún después de todo lo que anhele este momento, aún despues de tantas noches, desvelada, soñando despierta, aún después de la catástrofe del encuentro de nuestras miradas, jamás podría despertarte un "te quiero", jamás oiría/lograría de ti los versos mas lindos. Aún así, sigo acá, hundida en la soledad de quererte sólo yo.
Escribí. Taché. Volví a escribir. Borré. Intenté reescribir mil veces nuestra historia, agregando esos detalles que la hacian más bonita. La comisura de tus labios, el brillo incandescente de tu mirada. Por más que lo intenté, no pude perpetuar ese amor. No puedo escribirte lo que siento, lo que mi alma desangrada grita por vos. Te regalo mi silencio en lugar de palabras que jamás aceptarías, jamás entenderías. Te regalo el mismo silencio atormentador que vos me devolvías cuando te decía cuánto te quería. Te regalo la misma ausencia que me dejaste cuando necesitaba que me abraces.
Y por más que te amé (con esa locura que me caracteriza) siento que no mereces mis palabras. Palabras que te quedan grandes. Porque los cobardes le huyen a las historias. Y vos no quisiste escribir una conmigo.
Y por más que te amé (con esa locura que me caracteriza) siento que no mereces mis palabras. Palabras que te quedan grandes. Porque los cobardes le huyen a las historias. Y vos no quisiste escribir una conmigo.
TÓXICOS, mar. 2017
Vivimos en un mundo enfermo. Y me incluyo, soy más tóxica que una bolsa de plástico. Le sonreimos a pantallitas iluminadas pensando que del otro lado existe un mundo un poco mejor. Creemos que cada red social nos mantiene unidos sin darnos cuenta que nos pasamos más tiempo metidos en un mundo tan irreal como los ideales que cargamos. Tapamos con mil filtros ese unico detalle que nos hace únicos, un lunar, una marquita, esa peca que tanto odiamos. Buscamos desesperadamente aplacar la soledad con la persona que menos nos tiene en cuenta, que no somos su prioridad. Matamos las ganas de decir te quiero por miedo a que el otro no sienta lo mismo. Mantenemos en secreto lo mas lindo que podemos sentir y lo disfrazamos de odio y a otra cosa mariposa. Nada de lazos que unan por miedo a que aprieten demasiado pero cuando tambaleamos es al primer hilo del que nos agarramos. Y así nos perdemos de lo maravilloso que tenemos. Por mirar una pantallita no escuchamos a la abuela que nos mira con ojos inquietantes esperando una reacción ante aquel recuerdo que se le vino a la mente (recuerdo que de a poco se va apagando y trata de rescatarlo de cualquier olvido). Creeme que ninguna puta red social te va a abrazar tan fuerte como mamá y que evitamos diciéndole "salí vieja, no seas pesada". Nadie, pero nadie te va a amar tanto como papá, ese si que nunca te va a dejar sola, sos su prioridad, su princesita aunque tengas más canas que años. Te juro que ningún "me gusta" "me encanta" o cualquiera de esas boludeces, emociona tanto como el "te quiero" de esa persona que nos mueve hasta las patas de la estantería. No hay nada más placentero que un beso tierno, sentir ese pequeño temblor tras el tacto de las manos correctas. Te aseguro que lo mejor de este mundo no es material. Poné esa canción de esa banda que hace que te muevas como loca y que el celular espere un rato. Escucha a la abu, abraza a mamá, tomate unos mates con el viejo, besa con ganas ese pibe que te mueve el mundo, decile cuánto lo queres, sin miedo a nada, que vinimos a vivir, y no a quedarnos con las ganas.
domingo, 24 de junio de 2018
🐺
Siempre fuiste un enigma. Nunca supe como definirte y, para ser franca, lo detesto. Odiabas las despedidas y el olvido con toda tu esencia. Por eso siempre buscabas la manera de que te recuerden, con un gesto, una palabra, una sonrisa. Casi siempre lo lograbas. Nunca pasabas desapercibido, eras el tipo de persona al que todos miraban, tal vez sea por tu peinado extravagante o tu forma de caminar casi bailando. Pero cuando llegabas a la soledad de tu hogar y las luces del escenario ya no estaban sobre vos, te volvías chiquito, llorabas desamores y olvidos, sufrías despedidas silenciosas y susurrabas canciones de amor. Será por eso que me enamoré de vos, mientras el mundo se quedaba con la imagen que mostrabas, cuero, tachas y rockandroll, yo pude ver que no eras más que un lobo herido, llorando y pidiendo, bajo la luz de la luna, que por favor no te olviden.
domingo, 17 de junio de 2018
jueves, 14 de junio de 2018
Quedamos como tantas noches en ese bar, el bar que nos unió y el que hoy será testigo de nuestro final.
Te acercabas lentamente, como si el alma te pesara, tu cabello tan hermosamente despeinado y los ojos más rojos de lo normal.
Sentimos cómo nos ibamos apagando, los motivos ya parecían excusas y los sueños una simple ilusión. Siempre supimos que vos no llegaste a mi vida (ni yo a la tuya) para salvarme. Sólo eramos un desastre buscando dónde y cuándo suceder. Éramos el huracán perfecto. Pero eso nos bastaba.
Las palabras sobraban y es tan raro porque hubo un tiempo en que las mismas no alcanzaban, los 'te amo' quedaban cortos y ya no había canciones de amor que dedicar.
Mis manos temblorosas no encontraban las tuyas, nuestras pieles se rechazaban, huían y luchaban entre sí.
Tus gritos se apagaban, se volvían eco, como si estuviera dentro de una botella. Y no entendía. Apenas podía verte. Tu boca se movía sin parar, pronunciando palabras inaudibles.
Y me mirabas inquietante, esperando una reacción. Quise besarte, pero sólo me salía llorar.
Tu vaso de cerveza se calentaba lentamente en esa mesa, se volvía espesa, oscura... y ahí entendí que ya no ibas a regresar.
No sé cómo se nos pasó. Por qué no pudimos perpetuarlo. Si parecía ayer que estabamos los dos bajo la lluvia, discutiendo sobre quién amaba más. Ahora me doy cuenta que yo gané.
Te acercabas lentamente, como si el alma te pesara, tu cabello tan hermosamente despeinado y los ojos más rojos de lo normal.
Sentimos cómo nos ibamos apagando, los motivos ya parecían excusas y los sueños una simple ilusión. Siempre supimos que vos no llegaste a mi vida (ni yo a la tuya) para salvarme. Sólo eramos un desastre buscando dónde y cuándo suceder. Éramos el huracán perfecto. Pero eso nos bastaba.
Las palabras sobraban y es tan raro porque hubo un tiempo en que las mismas no alcanzaban, los 'te amo' quedaban cortos y ya no había canciones de amor que dedicar.
Mis manos temblorosas no encontraban las tuyas, nuestras pieles se rechazaban, huían y luchaban entre sí.
Tus gritos se apagaban, se volvían eco, como si estuviera dentro de una botella. Y no entendía. Apenas podía verte. Tu boca se movía sin parar, pronunciando palabras inaudibles.
Y me mirabas inquietante, esperando una reacción. Quise besarte, pero sólo me salía llorar.
Tu vaso de cerveza se calentaba lentamente en esa mesa, se volvía espesa, oscura... y ahí entendí que ya no ibas a regresar.
No sé cómo se nos pasó. Por qué no pudimos perpetuarlo. Si parecía ayer que estabamos los dos bajo la lluvia, discutiendo sobre quién amaba más. Ahora me doy cuenta que yo gané.
miércoles, 13 de junio de 2018
Viajando, volviendo. Como cada semana. No sé a dónde voy. No sé cuál es mi hogar. Estoy perdida. Creo que el cansancio me hace sentir esto. Pero lo cierto es que no sé cual es mi hogar. Viajo para encontrarme. Hace tanto que no me abrazo, solía ser reconfortante. Tal vez me encuentre? Tal vez te encuentre? Hace tiempo fuiste mi hogar. Una persona. Unos brazos. Ni lujos ni nada que se le parezca. Sólo unos brazos y una chimenea apenas encendida. El ruido de la madera quemándose y el aroma de un café lavado. Una canción en loop. Sigo extrañando ese hogar. Nuestro hogar. Pero ya no somos nosotros. Cambiamos tanto. El frío impregnaba cada día más. No supimos cómo arreglarlo. Todo se iba congelando y esa canción en loop ya nos empezaba a agotar. Ahora estamos parados en el medio de una ruta sin destino fijo. Buscando no sé qué, en no sé quién. Ni siquiera sé si debo buscar. Pero de todos modos busco. Una señal en el cielo, alguna estrella fugaz que me diga cuánto falta. Una canción que me diga a dónde ir. Viajo cientos de kilómetros. Nunca estás al final del camino. Termino por perderme otra vez.
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